Fue una noche larga, tensa. Después del lío que se armó en el Consulado General de la República Argentina en Río de Janeiro por la demora en los trámites para obtener las credenciales, que hizo que apenas 70 fueran entregadas, la fila de argentinos residentes en Brasil se mudó a la Puerta 7 del Maracaná, donde, supuestamente, iban a ser atendidos desde las 8 de la mañana. Aunque la espera se extendió un par de horas más de lo que estaba previsto…
Empleados del Consulado, integrantes del equipo de coordinación de la Conmebol y personal médico se encontraban desde temprano en el centro de acreditaciones, sin embargo recién a las 10.30 se abrieron las puertas y comenzaron con la atención. El acceso fue lento, de tres en tres, y la entonces la espera se hizo larga. Por momentos hubo tensión. De hecho un empleado de la Conmebol se vio obligado a asomarse para intentar calmar las aguas: «Vamos a atender a todos, les pedimos paciencia», dijo de cara al fervoroso grupo de hinchas que se agolpaban en la Puerta 7 sin respetar los dos metros de distanciamiento y en muchos casos sin portar el barbijo que, según la normativa dispuesta por el Ayuntamiento de Río de Janeiro para este partido, es obligatorio para ingresar al estadio.
Hinchas argentinos esperan ser atendidos en uno de los accesos al Maracaná (@FedeCornali).
Por suerte la situación se tranquilizó y de a poco, muy lentamente, la fila fue avanzando. Tanto es así que la mayor parte de los argentinos que se encontraban en el lugar pudieron acceder a las credenciales que los habilita a presenciar el encuentro que la Selección y Brasil van a disputar desde las 21 por el título de la Copa América.
En el Maracaná habrá un total de 5.500 espectadores: 2.200 brasileños, que estarán ubicados en el sector norte del estadio; 2.200 argentinos, que ocuparán el sector sur; y un grupo de unas 1.100 personas conformado por autoridades, familiares de los futbolistas y sponsors que irán a la zona de los palcos.
Tomado de Olé – Selección