En la previa del inicio del encuentro en el que River debe visitar a Junior por la Copa Libertadores se vivieron momentos de tensión fuera del estadio Romelio Martínez, de Barranquilla. Hubo gases lacrimógenos lanzados desde el exterior, en medio de las protestas que se llevan a cabo en el país contra el Gobierno nacional desde hace dos semanas, que afectaron a los jugadores y a Marcelo Gallardo, mientra el equipo se disponía a realizar la entrada en calor.
Colombia vive momentos delicados. Las protestas sociales encabezadas por miles de ciudadanos en las calles de las principales ciudades tienen su eco también en Barranquilla, un lugar donde no se habían vivido escenas tan fuertes como las que se sucedieron en Bogotá, Cali y Medellín, por ejemplo. Pero la inminencia de un partido que estuvo en duda hasta último momento fue propicia para que los manifestantes se hicieran notar.
El equipo argentino debió demorar la entrada en calor debido a los gases lacrimógenos que fueron lanzados en las inmediaciones de la cancha, en los enfrentamientos que se produjeron entre la policía y los manifestantes. Lo cierto es que la delegación argentina había podido llegar al estadio sin problemas, pero los inconvenientes comenzaron con todos los integrantes una vez metidos en las instalaciones del Romelio Martínez, sede elegida, además, para que se dispute la final de la Copa América que organizarán Colombia y Argentina desde el mes próximo.
La crisis socio-política que atraviesa Colombia también se trasladó hacia el fútbol. Por este motivo, varios encuentros debieron postergarse y cambiar de sede debido a los graves hechos de violencia. La semana anterior, River debió disputar su partido frente a Independiente Santa Fe en Asunción y no en Armenia, como estaba pautado, debido a la misma causa.
Con este escenario, la disputa de la Copa América tal como fue anunciada genera cada vez más dudas.
LA NACION
Tomado de LA NACION