Después de muchos años en los que los juveniles de Boca fueron vendidos a gran precio, cedidos de a montones y hacia múltiples destinos o bien dejados en libertad de acción, de la mano de Miguel Ángel Russo (apoyado por el Consejo de Fútbol que lidera Juan Román Riquelme) los chicos empezaron a ser protagonistas del primer equipo. La floja actualidad –en rendimientos y resultados- de Boca no se justifica desde estas participaciones inexpertas y más bien se trata de un mal colectivo, pero también es una realidad que los buenos funcionamientos personales de los jóvenes requieren una paciencia mayor. ¿Qué hayan aparecido tantos y al mismo tiempo es una política del club o una necesidad el entrenador porque cree que tiene un “plantel corto”? Hay varios factores atados a la decisión de utilizarlos con continuidad, algo que se fortalecerá a partir de ahora por la doble competencia.
Desde la noche de este sábado ante Atlético Tucumán, el Xeneize encarará un calendario muy exigente debido al cierre de la Copa de la Liga, el inicio de la etapa de grupos de la Copa Libertadores y la necesidad de que todo finalice antes de la Copa América: jugará ocho encuentros en 24 días. Aunque la agenda puede recargarse si termina entre los cuatro mejores de la competición local. Entonces, los chicos tendrán más rodaje que nunca.
Este sábado (desde las 18) recibirá a Atlético Tucumán en un compromiso en el que la presión desborda por todos lados. Y es que está complicado en la tabla y debe ganar para meterse entre los clasificados. Es decir, está al límite de la eliminación. En ese contexto, los más chicos tendrán que asumir la responsabilidad de rendir para levantar a un equipo sin identidad. Así las cosas, el entrenador tiene decidido que tres de ellos sean titulares. Todos en el mediocampo, lo que significa que también tendrán que hacerse cargo del juego de un equipo perdido.
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Los protagonistas serán Cristian Medina, Alan Varela y Agustín Almendra. El primero comenzó a tener rodaje este año y ya tiene 11 participaciones (8 como titular); el segundo fue la sorpresa del equipo durante el semestre pasado, pero –de repente- en esta nueva temporada fue titular solamente en tres ocasiones; el tercero es el de mayor experiencia ya que debutó en 2018, pero se enojó por no ser ni siquiera cedido a préstamo al exterior y se negó a ir a entrenar durante los últimos cuatro meses de 2020. Se arrepintió y, ante la falta de juego y dinámica, el entrenador lo considera importante.
Medina, ese enganche adaptado a volante interno que siempre admiró a Fernando Gago y al que apodan “Marquinhos”, bautismo generado por “Pol” Fernández debido a sus rulos y una barba similares al zaguero brasileño, es del encanto del técnico y desde el Consejo le ven mucho futuro. Tuvo un debut como titular muy auspicioso frente a Newell’s (1-0), en Rosario, en el que fue una de las figuras, pero con el correr de los encuentros su nivel decayó: el mal momento general no ayuda a que un joven de 18 años se consolide en el corto plazo.
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De hecho, se esperaba que él fuera la primera aparición en el medio campo una vez que pasó el receso por la pandemia. No obstante, a Russo primero le llamó la atención el estilo de Varela y no tuvo dudas en mandarlo a la cancha en esos momentos en los que había necesidad de encontrarle la vuelta a la ausencia de Pol Fernández, pilar del campeón de la Superliga 2020.
El chico de 19 años es una de las muestras de lo que le cuesta al DT encontrar a los volantes idóneos para marcar una identidad. Si Diego González (lesionado) no estaba a disposición, Varela era la primera opción, pero en pocos encuentros (tiene apenas 12 jugados, la mitad como titular) perdió la confianza por un andar lógicamente irregular. “Me gusta tener la pelota y hacer jugar a mis compañeros”, se describió, pero no tuvo demasiado tiempo de amoldarse.
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Algo que, incluso, tampoco logró el de ya 22 años: cuando aún tenía 19, Napoli había puesto US$ 20.000.000 sobre la mesa de Daniel Angelici, pero el ex presidente dijo que Almendra no se vendía. Una contradicción: pensaron en potenciarlo, pero con Gustavo Alfaro de entrenador estuvo más afuera que adentro.
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No son los únicos juveniles que Russo tiene en cuenta. Más relegados, pero con algunas participaciones en este ciclo, están Agustín Obando (21), Exequiel Zeballos (18) y Luis Vázquez (20). En este ciclo, siguiendo el orden en los que se mencionó, el correntino jugó 7 partidos de titular y sumó minutos en otros 13; el santiagueño, 7 partidos y 6 desde el arranque; el santafesino lleva apenas 3 encuentros y uno de titular, pero pide pista ante la falta de goles: este viernes volvió a hacer dos goles en el triunfo de la Reserva ante Atlético Tucumán 3-1. Desde el Consejo y el cuerpo técnico se apunta a darle más chances a ellos y a otros juveniles que aún no aparecieron.
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¿Por qué? Es verdad que en este mandato no están exentos de lo mismo que ocurría con la gestión anterior: cedieron a Gerzel a Platense, Gastón Ávila a Rosario Central, Brochero a Central Córdoba, Retegui a Talleres, Weigandt a Gimnasia y Roldán a Unión, además de que dejó en libertad de acción a Manuel Roffo (se fue a Tigre) y no logró convencer a Ramos Mingo ni a Molina Lucero de firmar contrato, por ejemplo. No obstante, los chicos empiezan a aparecer de a poco. Y hay tres motivos fundamentales para entender este nuevo escenario.
Por un lado, la grave lesión del “Pulpo” González que dejó vacante el compañero de Campuzano. Por otro, el plantel corto que observa Russo: esperaba la contratación de Esteban Rolón, volante de Huracán, pero el Consejo dice que será recién para junio. Por último, todo también es parte del proyecto de juveniles: a partir de la próxima Copa Argentina, cada edición será encarada por equipos plagados de chicos para ser utilizada como preparación de cara a las grandes competencias.
Otros dos chicos están en el plantel, aunque ya parecen tener un nombre fuerte. Nicolás Capaldo (22) debutó con Gustavo Alfaro y, tanto para el exentrenador como para el actual, resultó una pieza fundamental. Antes, como volante central; hoy, como lateral derecho. Otro es Gonzalo Maroni (22), que debutó hace casi cinco años con Guillermo Barros Schelotto, pero tampoco tuvo constancia y fue quien más sube y baja ensayó. Sus números son testigos: apenas lleva jugados 25 encuentros oficiales en Boca, sólo 10 de titular. Pasó a préstamo a Talleres y a Sampdoria, de Italia, pero ahora parece tener más chances con Russo: aunque lo frenó el Covid-19, venía siendo titular, haya estado a disposición o no Edwin Cardona. Maroni convirtió tres goles en esta nueva oportunidad y ahora luchará por meterse de nuevo.
“La línea de tres tiene mucho que ver con respaldar a los más jóvenes, ¿no? No es fácil jugar en Boca y menos en el medio, que es la zona de la cancha donde se define todo. Pero bueno, vamos para adelante…”, se sinceró el entrenador tras vencer a Defensa y Justicia. Antes, la prueba: en la derrota con Talleres, el esquema permitió juntar a Maroni, Almendra y Medina. Ahora, ante el Decano, vuelve la línea de cuatro, pero Russo mantiene su idea y manda a la cancha un medio campo con juventud.
Es cierto que la chance les toca a los juveniles en un contexto que no es el mejor, con varios niveles individuales bajos (incluso de los referentes y más experimentados) y con un entrenador que no logra definir un estilo y un plan de juego. Pero, a río revuelto… Quizás, si rinden en el corto plazo y demuestran personalidad para afrontar este momento, terminan ganando sus partidos y logran instalar sus nombres en la primera de Boca.
Tomado de Deportes – lanacion.com